Salida: Santo Domnigo de la Calzada
Llegada: Santo Domnigo de la Calzada
Grupo: Josema, Ivan y Victor (larga) y Jesus, Javi e Iñaki (corta)
Ruta Corta
Nivel Técnico ●●○○○
Nivel Físico ●●●○○
Ruta larga
Nivel Técnico ●●○○○
Nivel Físico ●●●●○
Cronica por Javi
Este domingo es un poco especial ya que tenemos etapa organizada en Santo Domingo. Quedamos donde siempre, pero con coche y nos encontramos a Tito y a Máquina que van a hacer la guerra por su cuenta (estoy esperando a que nos juntemos todos para que Máquina nos deleite con una buena crónica). Llegamos a Santo Domingo y la primera sorpresa estalla ¡¡ las zapatillas de bici no están en el coche!! Imaginaros el cachondieto de la peña…. La segunda no tarda en aparecer y es que la burra de Josema esta pinchada pero lo bueno es donde guarda la cámara, en un bote de isostar; joder, no hay forma de sacarla, ni con spray 3 en 1. Todo se arregla y nos vamos para la plaza para recoger los dorsales; el ambientazo es guay, doscientos y pico participantes esperando el cohete de salida con los nervios a flor de piel. La salida es espectacular, todos en fila por el centro del pueblo pero en cuanto salimos a campo abierto se puede ver que la serpiente se ha estirado y vemos a los primeros muy a lo lejos , impresionante el ritmo que llevan. Iñaki, Josema e Ivan salen dando caña y nos dejan a Yiyo y a mi rezagados y no los volvemos a ver hasta el final de la etapa (bueno solo a Iñaki, que nos explica que ha hecho “la corta” por el catarrazo que tiene). La primera ascensión seria nos hace descabalgar ya que la pendiente es de aupa y llegamos al avituallamiento junto a la tercera sorpresa del día, dos chicas. Ya nos empezamos a acomplejar pero pronto se nos pasa ya que detrás de nosotros todavía queda un rosario de gente.
Cresteando por el monte no podemos disfrutar del paisaje ya que la niebla domina el panorama; la bajada a Anguta nos permite descansar un poco y llegar a Avellanoso donde nos pasan los primeros que han hecho “la larga”, casi ni los vemos. Al descender llueve un poco y el barrillo del camino nos salpica la cara hasta dejarnos como dos indios Arapajoes y Yiyo me recuerda que mis zapatillas ya no son blancas como al principio (sigue el cachondeito); comemos un poco para atacar la segunda ascensión que no es tan dura como la primera y que nos lleva al mismo punto de avituallamiento. La última sorpresa de la mañana es la bajada estrecha, técnica y con barro que más de una caída ha provocado a lo largo del día. Cerca de Santo Domingo pongo plato grande y Yiyo se descuelga por un pinchazo, pero a pesar de ello llega hasta la plaza. Sinceramente, la entrada a la plaza te provoca una sensación agradable y diferente que de vez en cuando hay que probar; ahora bien, prefiero las salidas de los domingos con los colegas.
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