Salida: Logroño
Llegada: Logroño
Grupo: Alfonso, Alberto, , Carlos Y., Iñaki, Iván, Javi A, Javi B, Josema y José
Descripción de la ruta:
Ruta muy completa, con larga subida desde el cañón de Leza. Posteriormente realizamos una nueva senda "de la ternera" que conecta con la senda de trejivano que baja hasta soto.
Nivel Técnico ●●●●○
Nivel Físico ●●●●○
Entorno: ●●●●○
Valoración Gral. de la Ruta: ●●●●○
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Datos de la Etapa:Perfil-Mapa-Ortofoto de la Ruta
Foto de grupo
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Por senda
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Parada en el alto
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En la nevera de Trevijano
De 20130113 |
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Crónica por: Alfonso
No hace mucho frío, no llueve y en las cumbres un fino manto blanco.
La idea es llegar hasta la población de Leza por Alberite y Ribafrecha caminos ya conocidos por todos, rápidos y rodadores, de pequeñas subidas, sin entrar en el pueblo continuamos por unos agradables tramos de Senda estrecha, que gracias a las ovejas del lugar se mantienen en buen estado, hasta salir a la carretera de Soto, un tramo de carretera y cuando alcanzamos una pequeña cantera abandonada comenzamos la exigente y necesaria subida al cerro de la Muela.
Ésta es una subida que como dice Alberto, nuestro Generalísimo y Caudillo, hay que empezar como un viejo para terminarla como un joven, toda la subida es exigente y tiene un final explosivo, pero que hoy no vamos a hacer, ya que en el momento más duro, tomaremos una senda para llegar a situarnos debajo del cerro la muela, senda que debemos agradecer una vez más al ganado vacuno y caballar del lugar, el día que desaparezca o se estabule, nos quedaremos sin las sendas por las que nos movemos cada domingo, porque senderismo, senderismo no se ve mucho.
La senda recorre antiguas terrazas de labor ganadas al monte, que algunas de ellas sorprende por el gran trabajo de su construcción para el poco terreno cultivable que proporcionaba. Desde las campas del Cerro la muela, podemos imaginar el ganado trashumante que se movía por aquellos lugares no hace mucho, y aquellos nómadas hace 4.000 años que frecuentaban el dolmen del Mayo cuando tenían funeral, un lugar fantástico para mirar a lo lejos, en el tiempo y en el horizonte.
Aquí comienza el enduro más fascinante que se puede encontrar, un antiguo camino que nos comunica con Trevijano, parada obligatoria en la Nevera, y de Trevijano otro camino que comunicaba Soto en Cameros, repleto de escalones, lastras de caliza, hoy un poco resbalosas por la humedad, han desmontado a nuestro Alberto, dando con los dientes en una gran piedra caliza cuando ha salido por delante del manillar en una curva de 90 º con escalón. Tras una larga cura ejercida por el médico y enfermeras del equipo, ha podido continuar con una tirita a modo de hermoso bigote.
Llegados a la ermita del Cristo y tras entonar un Cara al Sol con el grupo de Coros y Danzas de la sección femenina, que allí esperaba, nuestro caudillo acompañado de dos lacayos nos ha dejado para volver dolorido y maltrecho.
Una vez en Soto, debido al retraso acumulado no hemos podido seguir el plan A, que transcurría por el cañón del Leza hasta debajo del mirador, por lo que hemos realizado el B. Por el nuevo camino de arriba, paralelo a la carretera hasta el mirador y por carretera hasta el camino de Ribafrecha – Alberite y a casita por donde vinimos con el recuerdo del gran día que hemos pasado una vez más.
José Mari, feliz año nuevo, “vente paquí”
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